SANDRA EQUIHUA
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En lo personal, siempre he pensado que la relación que tienen ambas ciudades es fraternal. Son ciudades hermanas que se han retroalimentado grandemente a pesar de sus fondos culturales a través de sus historias.
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Mi estilo de diseñar ha cambiado mucho a través del transcurso de mi vida. Como nativa de Tijuana, el ser rodeada de tanta influencia estadounidense era inevitable. Nací en Tijuana, de hecho en una de las colonias más antiguas: la colonia Libertad. Esta colonia queda a unos pasos de la línea. Una línea que crucé todos los días de niña, ya que atendí el kinder hasta graduarme de octavo de primaria; diario mi mamá me despertaba a mi y a mis hermanas en la madrugada para cruzar, una experiencia que ha sido repetida un mil millón de veces por diferentes niños en diferentes etapas y edades.
Fue una decisión hecha por nuestros papás para poder lograr tener una mejor calidad de vida. Por lo tanto, no solo vivía como vecina. Al cruzar con tanta frecuencia fui sumergida en su cultura. Considero que crecer tan cerca de la frontera fue una espada de doble filo para mi, porque sin querer, la cultura gringa logró consumir gran parte de mi y de esa forma también echó una gran sombra sobre mi ciudad.
Fui afortunada de que mis papás, siendo de Michoacán, lograron instalar en mí suficiente cultura para no olvidar mis raíces. Crecí escuchando y cantando pirekuas michoacanas, comiendo pozole, aprendí a zapatear, crecí atascándome de nuestro pan dulce delicioso, yendo a las luchas, pasando año nuevo bailando norteñas con mis primos y primas hasta las horas tempranas del nuevo día. Sin embargo, “el otro lado” como solemos decirle, brillaba más fuerte.
No fue realmente hasta que conocí a mi esposo, Jorge, que me sumergí en la riqueza de nuestro patrimonio. Sus colores, sus diseños tradicionales que a primera vista se ven sencillos, pero contienen una gran complejidad al ser emitidos. Con el paso del tiempo, Jorge y yo nos instalamos en Los Ángeles y ahí comenzó mi nostalgia. Fue algo que creció lentamente pero que al fin de cuentas era muy notable. Fueron estas remembranzas las que comencé a integrar en mi trabajo: jugando a la vibora de la mar; el paletero con su campanita que se escuchaba desde lejos; el pan de la Panadería la Mejor; los miles de colores que me rodeaban en la Revolución cuando comíamos en la taqueria la Especial con mis papás los domingos; los taxis rojos que me llevaban a la prepa, llenos de puros personajes. Todos estos recuerdos son reflejados en mi trabajo más personal.
Aún visito mi ciudad cuando es posible. Aunque la tenga tan cerca, no queda lo suficientemente al alcance para poder encontrarme con ella tan frecuentemente como quisiera. En fin, habiendo dado estos antecedentes previos y si tuviera que resumir la definición de mi trabajo, tendría que decir que son representaciones nostálgicas y agridulces.
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A pesar de que mi trabajo se identifica bajo la categoría de ilustración para niños, y a primera vista puede ser interpretado así, intento expresar un subtexto que pueda crear una romántica nostalgia al espectador.
Sandra Equihua
Nacida en Tijuana B.C., Sandra Equihua egreso de la IBERO con licenciatura en Diseño Gráfico. Ha tenido la oportunidad de trabajar como diseñadora gráfica, ilustradora y como diseñadora de personajes al lado de su esposo, Jorge Gutierrez, en compañías como WB, Disney, Nick JR, y Nickelodeon. Ambos crearon el programa animado “El Tigre: Las aventuras de Manny Rivera”. Fue gracias a este proyecto que Equihua fue premiada. Continuó su carrera trabajando como diseñadora de personajes en la película animada “The Book of Life” y se encuentra trabajando para NETFLIX en la serie animada “Maya and the Three” como diseñadora de personajes. Actualmente se encuentra viviendo en Burbank, Los Angeles CA. junto con su esposo y su hijo Luka.
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